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Conforme avanza el tiempo, el Botox se está convirtiendo en un tratamiento tan demandado como una simple limpieza de cutis. El miedo a las agujas y el recelo a inyectarse una toxina ya es cosa del pasado, ahora simplemente es una solución de belleza más para luchar contra el envejecimiento cutáneo.
La cultura al Botox se ha extendido de tal manera, que para muchas personas ya no sólo es una opción, es una necesidad. También para los hombres. Según los resultados presentados en la XXIII Reunión del Grupo de Dermatología Cosmética y Terapeútica de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), celebrada en Barcelona, el 25 por ciento de los hombres españoles admite que no le importaría ponerse toxina botulínica. Estamos hablando de a uno de cada cuatro hombres.
Bien sea para sentirse más seguros, o para verse más jóvenes ante el espejo, los cuidados faciales y la lucha constante para intentar frenar el paso del tiempo lo máximo posible, ya no es sólo cosa de mujeres. Otras armas poderosas para esta batalla, como las limpiezas de cara, son usadas por el 15 por ciento de los hombres. La cosmética facial, otro poderoso aliado, es reclamada por el 26% de los hombres. Además, el 35 por ciento de ellos habla de cosmética con su pareja y amigos, lo que demuestra que para el hombre cada vez es más natural cuidarse y no se avergüenza de ello.
Pero, los datos demuestran que la presión para mantener la belleza y la juventud en nuestra sociedad, desgraciadamente, sigue siendo mayor para la mujer. De hecho, el 58 por ciento de las mujeres confiesa sentirse presionada por la sociedad a nivel estético, frente al 35 por ciento de los hombres.
Todo hace indicar que esto cambiará y que en algún momento el hombre acabará sufriendo igual que la mujer esta presión al mismo nivel. Podría haber sido al revés, que cada vez se le diera menos importancia a nuestro interno reloj biológico que marca la pérdida de la juventud. Parece que finalmente la publicidad le ha podido al raciocinio.