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También conocidas como las verduras del mar, las algas son un alimento ideal para una dieta sana y equilibrada. Por su contenido en vitaminas y minerales y su bajísimo nivel de grasas, se han convertido en un elemento indispensable en dietas macrobióticas y adelgazantes.
¿Por qué son geniales las algas en una dieta adelgazante? Lo primero y más importante, porque no tienen apenas grasas y por su mínimo aporte calórico. Pero esto no es lo único, las algas son saciantes, es decir, dan la sensación de estar lleno antes que con la mayoría de alimentos. Además son antioxidantes, por su contenido en vitamina E, y muy diuréticas; contienen vitamina B12 y betacarotenos, encargados de retrasar el envejecimiento celular. Son el vegetal con más cantidad de fibra, lo que ayudará a regular el tracto intestinal.
Las algas tienen también propiedades curativas muy efectivas: regulan la tiroides, evitan la retención del líquidos, mejoran la circulación sanguínea y contienen el doble de hierro que las lentejas.
Entonces, si las algas son tan beneficiosas, ¿por qué no las comemos más a menudo? Simple y llanamente, porque no estamos acostumbrados. Algunos no estamos siquiera acostumbrados a comer verduras de la tierra. La inclusión de las algas marinas en la dieta diaria es una costumbre principalmente japonesa, allí todos los días consumen al menos una ración de algas frescas.
En nuestro país podemos encontrarlas en supermercados o herbolarios, empaquetadas y deshidratadas, por lo que antes de cocinarlas o consumirlas tendremos que rehidratarlas en agua según las instrucciones. Las más comunes son el Wakame, el Nori o las Agar Agar.
Hay mil recetas deliciosas para tomarlas; una muy fácil de preparar y muy sabrosa para comenzar es la ensalada de Wakame y Agar Agar. Una vez que hemos rehidratado las algas de ambas especies las escurrimos bien y las aliñamos con vinagre de arroz, salsa de soja, sésamo y un poco de chile picado. Se sirve fría junto a unas láminas finas de pepino.